La violencia puede definirse como una interacción humana alterada que conlleva una intención agresiva, es decir, de amenazar o hacer daño físico, psicológico o material, a otra persona o grupo, aprovechando una situación y relación de poder, que lesiona sus derechos.

Johan Galtung (2003) ha propuesto un modelo conceptual que permite establecer tres grandes categorías:

Violencia directa: La que se da entre personas o grupos sociales, como la agresión física, la guerra, el terrorismo, la delincuencia organizada, el maltrato psicológico -bullying y mobbing-, el acoso sexual o la humillación. Este tipo de violencia es fácilmente observable o detectable y en un momento dado se integra a la cotidianidad.

Violencia estructural: La que se genera por la pobreza y la injusticia, expresándose en la desigualdad y exclusión social a la educación, la salud y el trabajo, así como en la discriminación por género, raza, condición física, salud o recursos económicos.

Violencia cultural: La que contribuye a legitimar a las otras dos. Por ejemplo, gran parte de la cultura mexicana acepta la burla como una manifestación de socialización, pero la burla es una forma de practicar la discriminación.

El acoso escolar "Es una práctica social que consiste en un maltrato verbal, físico y/o psicológico que realiza un alumno o alumna contra otro(a), con la intención de dañarlo, sin que medie provocación por parte del que es agredido, teniendo como características el que se produzca de manera repetida y por un largo período de tiempo, existiendo además un desequilibrio de poder que le dificulta, al que es agredido, la capacidad para defenderse, provocándole un daño emocional.

Se caracteriza por ser:

• a) Conducta agresiva intencional. El que la realiza busca de manera deliberada causar daño, intimidar y dominar, disfruta con el sometimiento y el sufrimiento del que es agredido. No es casual, ni accidental.
• b) Repetido y persistente. El acoso se presenta de manera reiterada y por un tiempo prolongado, que pueden ser semanas o meses, diferenciándose de un pleito casual.
• c) Desequilibrio de fuerza. Existe una relación desequilibrada de fuerza y/o poder, debido a alguna incapacidad física o psicológica, por la mayor corpulencia o fuerza, o por el número de personas.

Los conflictos son parte de la vida. Cada uno de nosotros o cada grupo tiene metas y necesidades muy parecidas, por el sólo hecho de ser personas. Precisamente, nuestra igualdad de intereses o metas puede hacer que tengamos un conflicto, aunque no lo estemos buscando.

La comprensión de este aspecto hace que cambiemos nuestra concepción de lo que es un conflicto y nos dispongamos a solucionarlo de forma no violenta.

La solución no violenta de conflictos posibilita la vigencia de la defensa de los derechos humanos, porque busca soluciones constructivas y no destructivas para las personas. Tal creatividad requiere: primero, saber identificar con autenticidad nuestras necesidades e intereses; segundo, aprender a autorregularnos; tercero, aprender a concertar, defendiendo y no cediendo en lo fundamental; y cuarto, haber desarrollado la empatía para comprender cómo se siente el otro o los otros con quienes tenemos algún conflicto. Y esto, debe adoptarse como un estilo de vida, de convivencia. (Papadimitriou y Reza, 2004)